PÍXELES
Alejandro Proaño
Tomo el caso específico de la fotografía, de una infinidad de posibilidades de encuadres, el fotógrafo elige uno, y se puede mostrar a otros como una posibilidad de la infinidad, solamente que prevalece la elección del artista. En la hipermedia, los elementos de información son infinitos, y nosotros elegimos las posibilidades de concentrarnos en átomos particulares de una red infinita. Esto es el sustrato del arte cinético donde la forma geometría se estructura de manera organizada para dar noción de movimiento, limitación estructural de la fotografía. El artista venezolano Carlos Cruz-Diez interviene espacios con formas geométricas similares a las habituales, con la diferencia que las formas están intervenidas con colores saturados que hacen que los espacios se vuelvan completamente únicos y cambiantes a pesar de estar constituidos por las mismas formas que su contexto. WillemVanWeeghel también organiza un escenario básico de un lienzo blanco donde líneas negras se mueven instruidas por un programa de computación para generar variaciones simétricas con las combinaciones posibles de las líneas. Un ejemplo claro de cómo los elementos estructurales y los datos generados por computación pueden articularse para interpretar un contexto plástico innovador.
El salto a la fotografía digital es el eslabón que se requería para que la producción de imagen se volviera una copia del elemento técnico, lo que aleja la diatriba de la constitución del objeto artístico, a una inmaterialidad importante, donde el eje de las imágenes son unos focos indivisibles similares a los átomos, que están determinados por variedades tecnológicas, que pueden manifestarse en conjunción y organización profunda, para poder mostrar no solamente el ejercicio artístico, sino el arte en sí mismo. El pixel es el átomo de la realidad que no existe, es decir la realidad que inventa el artista.

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